Atrévete a pensar en ti

La sociedad te miente. No se trata de dedicarte a estudiar, conseguir un trabajo estable y ya. Se trata de tomar decisiones difíciles: decisiones que son correctas pero duelen.

“Mi vida está a punto de cambiar” fue lo que escribí en mi pequeña libreta cuando decidí que iba a renunciar. Una decisión tan correcta que duele, por todo lo bueno que deja atrás.

Pero, muchas veces, rendirse (o renunciar) es perservar para lograr algo mejor.

Despierta

La esperanza es lo último que se pierde, o al menos eso se suele decir. Cuando, como persona, estás segura de tus propias habilidades, la esperanza nunca desaparecerá.

Pero debemos ser justos y realistas: la habilidad no es lo único necesario para conseguir lo que quieres.

Existen cosas que no controlas y que, igualmente, te afectarán para bien o para mal. Existen situaciones que no predices y que, igualmente, deberás enfrentar.

Por eso, pensar que todo lo que conseguimos está en nuestras manos no es correcto. Necesitamos también de la suerte.

Llénate de fe

Pero no se trata de quedarte sentado esperando que la fortuna llegue a ti, porque la diferencia entre la aptitud y la actitud es:

  • La aptitud te entrega los beneficios que puedes ver y, en cierto modo, controlar.
  • La actitud te entrega los beneficios que no puedes ver y, mucho menos, controlar.

Una persona con buena actitud podrá reconocer que las malas situaciones no se tratan de algo personal en contra de ella, sino una experiencia que la convertirá en alguien mejor.

Una persona con buena actitud sabrá apreciar a las personas buenas que consiga en su camino y tratará de mantenerlas consigo, pero aceptará cuando llegue la hora de dividir rumbos.

Como último ejemplo, una persona con buena actitud entenderá cuándo debe asumir un reto y enfrentarlo con toda la fe de que, sin importar el resultado, lo importante fue haber tomado la difícil decisión.

Pero las decisiones difíciles, al igual que la buena actitud, deben tener un plan consigo.

No te quedes con la primera respuesta

No se trata de permitir que las emociones te controlen. Se trata de reconocerlas y, junto con la razón, entender qué vas a hacer.

Pregúntate: ¿Estoy bien manteniendo mi estilo de vida actual? ¿Qué cosas deseo y tengo la confianza de conseguir? ¿Cuánto tiempo necesito para tomar una decisión?

Si se trata de miedo, Kobe Bryant dejó una lección importante: desempaqueta el miedo y hazle perder el poder que tiene sobre ti.

Se trata de hacerte preguntas y llegar a lo más profundo de tu pensamiento. Se trata de escuchar las respuestas que te das a ti misma y seguir haciendo preguntas con respecto a ellas.

Puede que esto me lo esté diciendo a mí mismo y no solo a ti, que lees, pero: recuerda que confiar en tu intuición te acerca más a la persona que quieres llegar a ser.

Atrévete a pensar en ti.